La importancia del oficio del zapatero se remonta al tiempo de reyes, princesas y guerreros que encargaban a verdaderos artistas del calzado la elaboración de sus zapatos, que en aquel entonces ya se habían convertido en un objeto de culto y distinción dejando ver el poder, la riqueza e incluso la personalidad de quien los calzaba.

Sin embargo, a mediados del siglo XIX con el proceso de industrialización del calzado, el oficio del zapatero se vio prácticamente suplantado por las máquinas. Pero los zapatos de fábrica distan mucho de conseguir la elegancia y la calidad de los elaborados manualmente. Esto hace que el oficio del zapatero cobre de nuevo su verdadera importancia y los pares de lujo sean los que llevan el sello de “hecho a mano”.

Los artesanos españoles elaboran zapatos a mano desde la década de 1890 cuando empezaron a formarse las primera empresas familiares. Y desde entonces es un oficio que se ha transmitido de generación en generación y que requiere de años de aprendizaje, muchas horas de práctica y sobre todo amor por un oficio centenario.